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miércoles, 1 de julio de 2009

Instituciones y desarrollo

En el estudio del desarrollo económico también encontramos una versión del debate ¿quién fue primero, la gallina o el huevo? Muchos economistas entran en combates encarnizados sosteniendo que los países en desarrollo nunca podrán desarrollarse si no cuentan con las instituciones adecuadas, mientras que en el otro bando se dice que eso del cambio institucional es un proceso largo y que no necesariamente determina el desarrollo de los países.

Me imagino que por motivo del reciente golpe de estado ocurrido en Honduras muchos periódicos en línea latinoamericanos han publicado una lista de los principales golpes de estado en los últimos diez años. Un breve análisis a la lista arroja los siguientes resultados: el 78,6% de los golpes de estado ocurrieron en los países de bajo ingreso, la clasificación que da el Banco Mundial a los países más pobres del planeta; 14,3% ocurrieron en países de ingreso medio-bajo, 7,1% en países de ingreso medio-alto y ninguno en países de alto ingreso.

Como la interpretación de los hechos depende del cristal con el que se miren, los institucionalistas argumentarían que estos resultados respaldan la hipótesis de que mientras más inestabilidad politíca exista en un país, más pobre será. Por otro lado, los que se oponen a la explicación institucional dirán al contrario que es precisamente la mayor pobreza presente en los países menos desarrollados la que propicia una mayor frecuencia de golpes de estado en esos países.

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miércoles, 22 de octubre de 2008

Represión financiera y muebles

Muchas personas dan por sentado que cuando van al banco a abrir una cuenta de ahorro, en cualquiera de sus versiones, la tasa de interés que debe reportar su inversión no debería ser inferior a la tasa de inflación, para al menos asegurar el poder adquisitivo de los ahorros en el tiempo. Otra cosa que muchos dan por sentado es el hecho de que de vez en cuando algún vecino deje algún mueble o electrodoméstico en la calle, porque se mudó y no se lo pudo llevar o vender o se ha comprado algo más nuevo y ya no lo necesita, a la espera de que otra persona que lo necesite se lo lleve a su casa.

Dependiendo de dónde se viva estos hechos puede que no resulten tan familiares. En muchos países en desarrollo en donde existe alguna forma de represión financiera las cuentas de ahorro generan intereses casi siempre por debajo de la tasa de inflación. Es entonces cuando las opciones de ahorro para los estratos pobres y medios de la sociedad tienden a distanciarse de las instituciones financieras. Es una práctica tan extendida que mucha gente pasa una vida entera sin jamás haber tenido una cuenta de ahorro, a pesar de que si haya ahorrado.

A continuación una enumeración, no exhaustiva, de modalidades de ahorro en zonas urbanas. En países con este problema suele existir una dolarización informal por lo que la primera opción de ahorro suele ser la compra de la moneda norteamericana para tenerla en casa, popularmente debajo del colchón. Cuando ya se tiene suficiente dinero acumulado se puede pasar a la siguiente alternativa de ahorro, que son los muebles o electrodomésticos. Sillas, mesas, neveras, equipos de sonido, televisores y demás artículos en buen estado casi nunca serán dejados en la calle para que alguna otra persona los tome gratis porque estos bienes son medios de ahorro y serán vendidos al precio máximo posible a la hora de necesitar liquidez. Las siguientes categorías de ahorro son los carros (sin importar la antigüedad o estado) y por último los bienes raíces (hasta el rancho o la choza más humilde cumple esta función). Tan sólo los estratos pudientes de la sociedad podrán escapar la represión financiera ahorrando en cuentas en el exterior.
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martes, 23 de septiembre de 2008

El idioma y el desarrollo

Podemos argumentar que la relación entre el idioma y el desarrollo es la tecnología, factor clave del desarrollo, porque esta viene codificada en un idioma. Entonces, al ser los idiomas occidentales (sobretodo el inglés) dominantes en materia tecnológica, ¿justifica esto que sistemas educativos de países en donde no se hablan estos idiomas en la cotidianidad sean en su totalidad en un idioma occidental? Me estoy refiriendo a los casos de países asiáticos y africanos en donde la solución dada a la existencia de diversos idiomas locales fue la instauración del inglés o francés como idioma de la enseñanza a pesar de que la mayor parte de la población no habla ese idioma en casa. Aunque este problema también se podría aplicar en el caso latinoamericano en aquellos países en donde la población indígena no tenga acceso a un sistema educativo en su idioma.

Pienso que esta situación sólo se justifica en etapas incipientes del desarrollo de un país, en donde ni siquiera haya la posibilidad de producir libros de texto en el idioma local. Esa capacidad debería desarrollarse primero a través de traducciones de los textos extranjeros y luego con la publicación de textos propios que se adapten a las realidades de los diversos países, siempre tomando en cuenta los criterios de calidad educativa. El aprendizaje de otros idiomas no debería descuidarse, claro está. Pero no debería enfocarse sólo en aprender uno, que en la mayoría de los casos es el inglés. Otro idioma debería agregarse al plan de estudio. Podría ser otro idioma hablado en el país o un idioma extranjero hablado en alguno de los socios comerciales más importantes del país. Esto no sólo promovería la integración cultural dentro del país o con países vecinos sino que limitaría la dependencia tecnológico-cultural a un solo idioma.

Estas reformas en el campo educativo promoverían el desarrollo gracias a al fortalecimiento de la capacidad tecnológica local. Al principio lo que se incentivaría sería la adaptación de tecnologías extranjeras. Ejemplos sencillos de esto serían la capacidad y el deseo de la población (creándose una demanda para esto) en general de tener instructivos de equipos y máquinas en su propio idioma. También podría ocurrir lo mismo con publicaciones científicas o hasta con novelas y material audiovisual (películas, programas de TV o sitios de Internet). Esto produciría una sensación de apoderamiento del fenómeno tecnológico e incentivaría, junto con otras políticas públicas por supuesto, la creación de una capacidad tecnológica autónoma, que al final de cuentas es la clave para lograr la transformación industrial que necesita emprender un país para desarrollarse.
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miércoles, 17 de septiembre de 2008

El problema de la vivienda y el mercado de alquiler

En la mayoría de los países occidentales es obvio que incluso los salarios de los trabajadores de más bajos ingresos deben alcanzar para proveer de un techo, alimento y otras necesidades básicas a sus familias. Enfoquémonos en la capacidad de los hogares de bajo ingreso para solucionar su problema vivienda. Los que tengan experiencia en países menos desarrollados saben que los trabajadores con bajos ingresos, en áreas urbanas y rurales, tienen que conformarse la mayoría de las veces con vivir en chozas o ranchos en barrios pobres.

Una razón que explica esta situación es el funcionamiento del mercado del alquiler de la vivienda. Tomemos como referencia lo que sucede en Alemania. La mayor parte de la gente en este país vive en una habitación, un apartamento o una casa alquilada. El estado alemán interviene en el mercado de alquiler de la vivienda proveyendo de apartamentos con alquileres subvencionados a la gente de ingreso bajo. En la mayoría de los países latinoamericanos, el porcentaje de hogares que alquilan su vivienda es menor al 15%, por lo que el mercado de alquiler de vivienda está poco desarrollado. Este mercado también es bastante dual. Esto significa que las opciones del alquiler se encuentran a menudo en dos extremos, el lujoso o el de tipo choza o rancho. Debido a las condiciones muy malas de los ranchos en los barrios pobres es obvio que el Estado debe subvencionar los alquileres para permitir que los hogares pobres puedan vivir en un lugar decente. Pero como el mercado del alquiler para las familias de ingresos medios no existe o es incipiente, el Estado también debería intervenir para crear o para promover este mercado. La carencia de opciones de alquiler para las familias de ingresos medios es una falla del mercado que justifica este tipo de intervención. Tomando de ejemplo de nuevo lo que se hace en Europa occidental, el Estado podría proporcionar los apartamentos de alquiler reducido en edificios que hayan sido construidos gracias a créditos subvencionados a las empresas de construcción que luego administrarían el alquiler de los apartamentos. Una política como esta incentivaría el mercado de la vivienda. Esto a su vez aumentaría la tasa de inversión de la economía y la creación de empleo.

Otra razón para explicar el problema de la vivienda en el mundo menos desarrollado podría ser la reticencia de los hogares de vivir en una vivienda alquilada o de los propietarios para alquilar. Uno podría argumentar que esta reticencia, de ambas partes, podría ser debido a la ley que regula este mercado y si es respetada o no. La intensidad de protección al arrendatario en la ley no perjudica necesariamente al mercado de alquiler. Tomando otra vez el caso de Alemania, se puede argumentar que la ley en este país protege al arrendatario más que en los E.E.U.U. y aún así la cantidad de hogares que vive en una vivienda alquilada en Alemania mucho más alta que en los Estados Unidos. El problema debería entonces ser solucionado disminuyendo los costes de transacción y asegurando una aplicación eficaz de la ley.

Aparte de los barrios pobres o marginales alrededor de ciudades grandes, el otro indicador que podría reflejar un problema en el mercado de alquiler es el hecho de que las familias extendidas vivan juntas en la misma vivienda, como sucede en muchos países del Tercer Mundo. Uno podría pensar que esto es debido a razones culturales, pero en algunos países esto podría estar pasando debido a la carencia de opciones de alquiler.

Las mentalidades deben cambiar y no se debería creer que la sociedad ideal sea una en la cual cada hogar sea propietario de su vivienda. Este tipo de pensamiento es el que conduce a las personas a construir chozas o ranchos siempre que tengan la oportunidad y a los gobiernos a no poder mantener sus promesas de asegurar viviendas decentes para todos. Una sociedad ideal debería ser una en la cual cada hogar viva en una vivienda decente, de su propiedad o alquilada. Puesto que mucha gente no puede comprar una vivienda debido su bajo ingreso y que cuesta menos al Estado (y a la sociedad en general) subvencionar alquileres que ofrecer viviendas a un precio tan subvencionado que permitiera a estos hogares comprarlas, el mercado de alquiler debería promoverse en países con alto porcentaje de población viviendo en chozas o ranchos en los barrios marginales.

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