martes, 23 de septiembre de 2008

El idioma y el desarrollo

Podemos argumentar que la relación entre el idioma y el desarrollo es la tecnología, factor clave del desarrollo, porque esta viene codificada en un idioma. Entonces, al ser los idiomas occidentales (sobretodo el inglés) dominantes en materia tecnológica, ¿justifica esto que sistemas educativos de países en donde no se hablan estos idiomas en la cotidianidad sean en su totalidad en un idioma occidental? Me estoy refiriendo a los casos de países asiáticos y africanos en donde la solución dada a la existencia de diversos idiomas locales fue la instauración del inglés o francés como idioma de la enseñanza a pesar de que la mayor parte de la población no habla ese idioma en casa. Aunque este problema también se podría aplicar en el caso latinoamericano en aquellos países en donde la población indígena no tenga acceso a un sistema educativo en su idioma.

Pienso que esta situación sólo se justifica en etapas incipientes del desarrollo de un país, en donde ni siquiera haya la posibilidad de producir libros de texto en el idioma local. Esa capacidad debería desarrollarse primero a través de traducciones de los textos extranjeros y luego con la publicación de textos propios que se adapten a las realidades de los diversos países, siempre tomando en cuenta los criterios de calidad educativa. El aprendizaje de otros idiomas no debería descuidarse, claro está. Pero no debería enfocarse sólo en aprender uno, que en la mayoría de los casos es el inglés. Otro idioma debería agregarse al plan de estudio. Podría ser otro idioma hablado en el país o un idioma extranjero hablado en alguno de los socios comerciales más importantes del país. Esto no sólo promovería la integración cultural dentro del país o con países vecinos sino que limitaría la dependencia tecnológico-cultural a un solo idioma.

Estas reformas en el campo educativo promoverían el desarrollo gracias a al fortalecimiento de la capacidad tecnológica local. Al principio lo que se incentivaría sería la adaptación de tecnologías extranjeras. Ejemplos sencillos de esto serían la capacidad y el deseo de la población (creándose una demanda para esto) en general de tener instructivos de equipos y máquinas en su propio idioma. También podría ocurrir lo mismo con publicaciones científicas o hasta con novelas y material audiovisual (películas, programas de TV o sitios de Internet). Esto produciría una sensación de apoderamiento del fenómeno tecnológico e incentivaría, junto con otras políticas públicas por supuesto, la creación de una capacidad tecnológica autónoma, que al final de cuentas es la clave para lograr la transformación industrial que necesita emprender un país para desarrollarse.
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